Como bien saben, en estos últimos meses del año hemos tenido un nuevo repunte de COVID-19, una nueva ola en nuestro país y en todo el mundo, lo que apunta a que este invierno esté repleto de nuevos casos de contagios, que tendrán como consecuencia hospitalizaciones y en el peor de los casos, defunciones.
En Israel y en varios países del mundo, se hizo un refuerzo a los seis meses de la última dosis de la vacuna Pfizer. Reconociendo que en los grupos de mayor riesgo (mayores de 60 años y con alguna enfermedad) la respuesta inicial a la vacuna decreció con el tiempo. Esto es, debido a un fenómeno llamado inmunosenescencia, en la que la respuesta a la vacuna disminuye más rápido a mayor edad.
En los países donde se ha aplicado esta dosis de refuerzo, los casos no disminuyeron tanto como se esperaba, pero sí hubo una disminución en los decesos, hospitalizaciones y gravedad en los casos. Teniendo en cuenta que los pacientes enfermos del corazón pueden ser casos de alto riesgo si llegaran a contraer COVID-19. Entonces, una persona enferma del corazón ¿necesita un refuerzo de la vacuna? Sí, esto nos lleva a la necesidad y la urgencia de aplicarse una tercera dosis, de preferencia Pfizer o Moderna y en caso de que exista disponibilidad de AstraZeneca, como es el caso de nuestro país.
Es importante mencionar que la tercera dosis también debe tenarla el resto de la población, tomando en cuenta la cepas en circulación (Delta y Omicron) y que los estudios iniciales sugieren que entre más activa esté la inmunidad ya sea por vacunas o por infección más vacunas, será menor la probabilidad de tener complicaciones.
Los estudios a gran escala de observación en los países que se ha aplicado esta tercera dosis. sostienen esta conducta y sus beneficios.
¡Vamos por la tercer dosis y cuidémonos entre todos! Esperamos una excelente respuesta de todos para evitar más internamientos, complicaciones y decesos.